Intercambio de experiencias, el principio del cambio
Replanteo
Para el
psiquiatra brasileño Adalberto de Paula Barreto, el modelo de poder en
manos de una persona debe dar paso a otro horizontal y de
corresponsabilidad. El trabajo grupal como camino. Su trabajo
psicosocial en barrios carenciados.
“Las
soluciones ya no pueden ser obra de una sola persona, ya sea esta un
líder político, religioso o científico. Porque al depositar su confianza
en un especialista salvador de la humanidad, el pueblo se transforma en
su rehén y puede ser víctima de manipulaciones”, continua.
Paula
Barreto es doctor en Psiquiatría por la Universidad René Descartes de
París; doctor en Antropología por la Universidad de Lyon, Francia;
licenciado en Filosofía y Teología por la Universidad Santo Tomás de
Aquino, de Roma, y por la Facultad Católica de Teología de Lyon. Además,
terapeuta familiar, profesor de graduados y posgraduados de la
Universidad Federal de Caera, Fortaleza, Brasil.
Llegó a
Buenos Aires especialmente invitado por Funda CES (Fundación Centro de
Estudios Sistémicos), que conduce la terapeuta Adela García. El título
del seminario: “Cuando la boca calla, los órganos hablan. Cuando la boca
habla, el cuerpo sana”.
La idea del autor es que, así como la
comunidad tiene problemas, también cuenta en su interior con las
soluciones para esos problemas. La Terapia Integrativa surge de su
trabajo psicosocial en barrios carenciados en la ciudad de Canindé,
Estado de Ceará. “La Terapia Integrativa permite la reducción del
estrés, las dependencias, los conflictos familiares, la violencia y el
fortalecimiento de los vínculos sociales. Consiste en ruedas, encuentros
comunitarios donde las personas buscan soluciones hablando de sus
sufrimientos, sus angustias y preocupaciones, pero también sus alegrías y
logros. Se realizan con la presencia de un terapeuta y un co-terapeuta,
que siguen algunas reglas de la dinámica grupal: hacer silencio, no dar
consejos, escuchar a los demás, etc.”.
El terapeuta sostiene que
los grandes cambios en la vida son fruto de un inmenso amor o un
terrible dolor, y la idea es valorizar en estos grupos la experiencia de
sus integrantes. Demostrar que cualquiera, independientemente de su
condición socioeconómica y cultural, tiene un saber que es útil para los
demás.
¿Cómo es una sesión de terapia integrativa?
Funciona
con reglas precisas, partiendo de una situación o problema que trae uno
de los participantes y que es elegida entre otras propuestas por los
integrantes de la sesión de terapia. Entonces, el grupo va creando
estrategias para superar el problema a partir de sus propias
experiencias vividas, en un clima de tolerancia, libertad y respecto. La
Terapia Integrativa Comunitaria se construye sobre cinco ejes teóricos:
el Pensamiento Sistémico; la Teoría de la Comunicación; la Antropología
Cultural y Social; la Pedagogía de Paulo Freire y la Teoría de la
Resiliencia, que es una combinación de factores que permiten a un ser
humano afrontar y superar los problemas y adversidades de la vida y
construir sobre ellos”.
¿Qué significa el nombre?
La
palabra terapia, del griego terapeía, significa acoger, ser caluroso,
cuidar, servir. Comunitaria apunta a las personas que tienen algo en
común, la común unidad que los acoge. Es sistémica porque considera que
las dificultades están relacionadas con el contexto y las interacciones
sociales del grupo. Los individuos crean una red capaz de autoregularse,
y desarrollar protagonismo y crecimiento.
¿Y por qué integrativa?
Porque
se refiere tanto a la lucha contra el aislamiento y la exclusión, como a
la valorización de la diversidad de las culturas, del saber hacer y de
las habilidades. La cultura es vista como un recurso que nos permite
sumar y multiplicar nuestro potencial de crecimiento y nuestras
capacidades para resolver nuestros problemas sociales.
¿Cómo actúan el terapeuta y el coterapeuta?
Ayudando
a construir un nuevo paradigma, un cambio de mirada que nos lleva a ir
más allá del individuo para interesarnos por lo colectivo, por lo
público. Ver más allá de las carencias y deficiencias, para apoyarse en
las competencias adquiridas por la experiencia de vida y hacer brotar el
potencial del que sufre. Salir de un modelo que genera dependencia para
ir hacia un modelo que alimenta la autonomía y la corresponsabilidad.
Salir de la verticalidad de las relaciones y buscar una horizontalidad
cooperadora y solidaria. Abandonar una actitud de desconfianza para con
el otro y creer más en su capacidad. Pasar de que la solución siempre
viene de otra parte a que la solución se encuentra en la persona, en la
familia, en la comunidad. Romper un modelo clientelista y promover una
conciencia crítica y ciudadana.
¿Una recomendación final?
Todos
son invitados a hacerse corresponsables en la búsqueda de soluciones y
en la superación de los desafíos cotidianos, saliendo de la posición de
víctimas. La terapia integrativa es un espacio de palabra, de escucha y
de vínculo, estructurado por reglas precisas, que permiten, a partir de
una situación-problema, hacer surgir estrategias para superar las
inquietudes cotidianas”, concluye Paula Barreto.
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