terça-feira, 21 de junho de 2016

Intercambio de experiencias, el principio del cambio

                       Intercambio de experiencias, el principio del cambio

Replanteo

Para el psiquiatra brasileño Adalberto de Paula Barreto, el modelo de poder en manos de una persona debe dar paso a otro horizontal y de corresponsabilidad. El trabajo grupal como camino. Su trabajo psicosocial en barrios carenciados.
“Es necesario romper con el modelo que concentra la información y el poder en las manos de una sola persona, para pasar a un modelo que valorice las muchas posibilidades del grupo humano”, explica el doctor brasileño Adalberto de Paula Barreto, autor de la Terapia Integrativa Comunitaria, durante el seminario realizado hace unos días en el Centro Vasco Laurak Bat, de Buenos Aires.
“Las soluciones ya no pueden ser obra de una sola persona, ya sea esta un líder político, religioso o científico. Porque al depositar su confianza en un especialista salvador de la humanidad, el pueblo se transforma en su rehén y puede ser víctima de manipulaciones”, continua.
Paula Barreto es doctor en Psiquiatría por la Universidad René Descartes de París; doctor en Antropología por la Universidad de Lyon, Francia; licenciado en Filosofía y Teología por la Universidad Santo Tomás de Aquino, de Roma, y por la Facultad Católica de Teología de Lyon. Además, terapeuta familiar, profesor de graduados y posgraduados de la Universidad Federal de Caera, Fortaleza, Brasil.
Llegó a Buenos Aires especialmente invitado por Funda CES (Fundación Centro de Estudios Sistémicos), que conduce la terapeuta Adela García. El título del seminario: “Cuando la boca calla, los órganos hablan. Cuando la boca habla, el cuerpo sana”.
La idea del autor es que, así como la comunidad tiene problemas, también cuenta en su interior con las soluciones para esos problemas. La Terapia Integrativa surge de su trabajo psicosocial en barrios carenciados en la ciudad de Canindé, Estado de Ceará. “La Terapia Integrativa permite la reducción del estrés, las dependencias, los conflictos familiares, la violencia y el fortalecimiento de los vínculos sociales. Consiste en ruedas, encuentros comunitarios donde las personas buscan soluciones hablando de sus sufrimientos, sus angustias y preocupaciones, pero también sus alegrías y logros. Se realizan con la presencia de un terapeuta y un co-terapeuta, que siguen algunas reglas de la dinámica grupal: hacer silencio, no dar consejos, escuchar a los demás, etc.”.
El terapeuta sostiene que los grandes cambios en la vida son fruto de un inmenso amor o un terrible dolor, y la idea es valorizar en estos grupos la experiencia de sus integrantes. Demostrar que cualquiera, independientemente de su condición socioeconómica y cultural, tiene un saber que es útil para los demás.
¿Cómo es una sesión de terapia integrativa?
Funciona con reglas precisas, partiendo de una situación o problema que trae uno de los participantes y que es elegida entre otras propuestas por los integrantes de la sesión de terapia. Entonces, el grupo va creando estrategias para superar el problema a partir de sus propias experiencias vividas, en un clima de tolerancia, libertad y respecto. La Terapia Integrativa Comunitaria se construye sobre cinco ejes teóricos: el Pensamiento Sistémico; la Teoría de la Comunicación; la Antropología Cultural y Social; la Pedagogía de Paulo Freire y la Teoría de la Resiliencia, que es  una combinación de factores que permiten a un ser humano afrontar y superar los problemas y adversidades de la vida y construir sobre ellos”.
¿Qué significa el nombre?
La palabra terapia, del griego terapeía, significa acoger, ser caluroso, cuidar, servir. Comunitaria apunta a las personas que tienen algo en común, la común unidad que los acoge. Es sistémica porque considera que las dificultades están relacionadas con el contexto y las interacciones sociales del grupo. Los individuos crean una red capaz de autoregularse, y desarrollar protagonismo y crecimiento.
¿Y por qué integrativa?
Porque se refiere tanto a la lucha contra el aislamiento y la exclusión, como a la valorización de la diversidad de las culturas, del saber hacer y de las habilidades. La cultura es vista como un recurso que nos permite sumar y multiplicar nuestro potencial de crecimiento y nuestras capacidades para resolver nuestros problemas sociales.
¿Cómo actúan el terapeuta y el coterapeuta?
Ayudando a construir un nuevo paradigma, un cambio de mirada que nos lleva a ir más allá del individuo para interesarnos por lo colectivo, por lo público. Ver más allá de las carencias y deficiencias, para apoyarse en las competencias adquiridas por la experiencia de vida y hacer brotar el potencial del que sufre. Salir de un modelo que genera dependencia para ir hacia un modelo que alimenta la autonomía y la corresponsabilidad. Salir de la verticalidad de las relaciones y buscar una horizontalidad cooperadora y solidaria. Abandonar una actitud de desconfianza para con el otro y creer más en su capacidad. Pasar de que la solución siempre viene de otra parte a que la solución se encuentra en la persona, en la familia, en la comunidad. Romper un  modelo clientelista y promover una conciencia crítica y ciudadana.
¿Una recomendación final?
Todos son invitados a hacerse corresponsables en la búsqueda de soluciones y en la superación de los desafíos cotidianos, saliendo de la posición de víctimas. La terapia integrativa es un espacio de palabra, de escucha y de vínculo, estructurado por reglas precisas, que permiten, a partir de una situación-problema, hacer surgir estrategias para superar las inquietudes cotidianas”, concluye Paula Barreto.


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